2022/07/10

Ingredientes de la animación vocacional SaFa 3

 ¿Qué es para ti la vocación?                

Seguimos hablando de la vocación y esta vez veremos qué significa para las personas de la Familia SaFa la vocación.

Todos nacemos predestinados a cumplir una misión en favor del entorno del que formamos parte, de la sociedad, incluso de la humanidad. La vocación más que un viaje que emprendemos, es una misión de vida.  Está enraizada en la dimensión más profunda del ser humano; lo centra y lo realiza en su propia existencia. El responder a ese llamado es lo que da sentido a la vida.

La vocación es un don, un llamado que hace Dios en el corazón de cada persona y un misterio que ilumina la vida. Es un diálogo de amor, de un Dios amoroso que llama y una libertad que responde. La vocación permite atender la llamada de Dios ahí donde es necesaria, es decir, estar siempre disponible a llegar allí donde Dios necesita de ti, que surge desde las sensibilidades y dones que Dios ha puesto en cada uno y de la propia experiencia personal de fe.

Es un acto creativo que surge de la voluntad libre de Dios que llama para un proyecto, para una misión concreta, implicando poner en juego los dones y talentos de la persona llamada. Es un acontecimiento misterioso que implica descubrir y discernir los signos que dan seguridad de la presencia Divina en el llamado. Es una realidad dinámica donde el Amor nos pone en camino de salida hacia los demás, es pasión, es enamoramiento, llena toda la existencia, integrando todos los aspectos de la persona humana. Es ante todo ser elegido por Dios, quien llama a la vida, a formar comunidad, a seguir a Jesús, a ser santos, a identificarse con el proyecto de Dios, trabajando en la construcción del Reino de Dios. Es dar una respuesta a la invitación que Dios  hace para ser felices, es poner al servicio del prójimo los dones que nos ha concedido.

Es una escucha constante y una confianza en Dios, es no sucumbir al miedo de huir. Es una bendición y una gracia divina que el Señor en su amor misericordioso nos regala e invita. Es la respuesta que todo ser humano da a una llamada de Dios, una llamada personal y continua. Es una respuesta diaria a la pregunta: Señor, ¿Qué quieres que haga? Significa sentirse portador de una misión propia que invita a vivir con pasión

Nace desde el interior más profundo de cada uno, desde la conciencia individual y la presencia de Dios que ilumina la vida de cada persona dando claridad y seguridad para obrar, es una fuerza que impulsa a vivir lo que uno siente en el corazón y a hacer posible el proyecto que Dios tiene para cada uno de nosotros.

Se descubre mirando el propio camino en la vida, que va creciendo. A veces es incomprensible, misteriosa, pero cuando se la lee haciendo oración con la propia vida se descubre la presencia de Dios en todo momento. La vocación es servicio, entrega alegre, es mostrar el amor que Dios tiene a todas las personas, a toda la creación.

Y qué significa la vocación religiosa para los consagrados:

La vocación religiosa es un don especial y una llamada de Dios a entregarse totalmente, que se recibe desde la fe y se cultiva y discierne en la oración. A veces es un misterio que no se sabe cómo empieza y cómo termina, pero hay un propósito, ya que los religiosos también son necesarios para el mundo. Es un regalo que Dios da al hombre libremente, son elegidos desde el vientre materno y moldeados según Su voluntad para una misión concreta. Es como una carta de amor de Dios para la persona, como una invitación a participar en la fiesta de bodas de la misión.

La vocación es una comunicación o un diálogo en el que Dios quiere involucrar al ser humano en su plan de creación y salvación. En esta comunicación Dios llama y espera una respuesta. También puede decirse que la vocación es una ocupación particular o un estilo de vida particular al que Dios llama al ser humano.

La vocación es la respuesta a la llamada de Dios y el cumplimiento de la voluntad de Dios en una persona, es un camino de fe en el que Dios nos llama a continuar esa fe en tiempos de dificultades y a vivir para la salvación de las almas.

El proceso de formación permite crecer y madurar la respuesta a la llamada de Dios. Es Dios quien concede esta vocación a quien considere oportuno. El Señor prepara, mueve y ayuda a quienes llama, concediéndoles la gracia y los talentos necesarios para abrazar el estado religioso y perseverar en él. La vocación es un don de Dios que siempre se da a cada uno para que sea responsable de utilizarlo, como un buen tesoro, con la responsabilidad de ser fructífero, porque esa vocación  llevará al reino de Dios.

También se considera la importancia de esta tarea para el futuro del Instituto y, al mismo tiempo, la preocupación por ser fecundos, es decir, por tener "descendencia". Dios llama, pero nosotros tenemos la responsabilidad de poner los medios para que esta llamada se canalice y cristalice. La cooperación con la gracia es indispensable.

En definitiva la vocación religiosa es ser feliz amando libremente a los demás y siguiendo la voluntad de Dios.



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