2022/07/31

Ingredientes de la animación vocacional SaFa 6

La importancia que tienen los procesos, la comunión, la experiencia y los elementos esenciales en mi hacer vocacional.

El trabajo vocacional es una combinación de procesos, comunión y experiencias y no se pueden separar ya que se relacionan entre sí formando parte de los elementos esenciales en la actividad de animación vocacional.

LOS PROCESOS       

Los procesos son importantes en cualquier actividad para alcanzar los objetivos propuestos y orientar las metodologías a desarrollar.

Deben tenerse en cuenta ya que el trabajo de animación vocacional muchas veces no va a ser como uno espera o quiere, los tiempos de cada persona, sus circunstancias, su contexto de vida, la realidad de cada uno está lejos quizás de las expectativas, por lo tanto, los procesos deben llevarse a cabo con paciencia y mucha comprensión.

Se debe estar atento a cómo son vividos y experimentados, tanto los que están ya estructurados y establecidos como los propios de cada persona. Es fundamental tratar de entender, dedicarle tiempo, escuchar, observar y respetar los diferentes crecimientos en los procesos de las personas ya que ayudan a madurar. Respetar los procesos implica confiar en el trabajo realizado y saber esperar sus frutos con paciencia y confianza. 

También es importante desencadenar procesos de concientización, acompañamiento, trabajo en equipo, humanización, escucha, apertura espiritual y personalización; centrar las preocupaciones educativas y pastorales en aspectos como: el encuentro personal con la centralidad en la Palabra, la pedagogía vocacional, la conversión pastoral y abrir las puertas para la experiencia de nuestra espiritualidad encarnada y el diálogo vocacional.

Para esto la presencia de la comunidad formativa es sumamente necesaria para poder ofrecer una propuesta de vida en equilibrio, conectados con el todo, llenándose del amor de Dios que nos rodea y así poder acompañar a otros a descubrir su vocación.

LA COMUNIÓN

Comunión es saberse hijo de Dios, hermano de las otras personas, miembro de una misma familia. Es el vínculo que nos permite estar unidos a Dios y a todos aquellos que tienen una misión especial que cumplir.

Somos el brazo de Dios en la tierra y ese brazo debe estar siempre extendido hacia los demás, en comunión con la Iglesia y la pastoral diocesana, por ende, con los párrocos, catequistas, formadores, etc. Por eso es importante formar parte de un grupo, estar insertado, implicado y dispuesto a servir a otros seres humanos en comunión.

La comunión radica en ponerse en el lugar del otro, asumirlo con sus problemas, dificultades, dudas y temores, aceptándolo como es, es decir, dándonos cuenta que en la tarea que hacemos existen diferentes visiones que, aunque a veces parecen entrar en conflicto, en muchas ocasiones son oportunidades de enriquecimiento.

La comunión implica la renuncia a nuestro ego e ir al encuentro con el otro para trabajar en equipo y ayudarnos mutuamente entre animadores y aspirantes.

Comunión significa compartir, formar parte, es la búsqueda de la armonía entre el animador vocacional junto a la persona que se acompaña, para crecer y enriquecernos con nuestras diferencias, superándolas, teniendo en cuenta la meta final que es hacer germinar la semilla de la vocación.

Se debe tener un objetivo, discutir las perspectivas y los desafíos para crear comunión a partir de las diferencias y hacer crecer las actitudes vocacionales. El ejercicio de la animación vocacional debe llevar también a la comunión, porque la vocación es comunitaria y no individual.                       

LA EXPERIENCIA

  • La experiencia es vital y ofrecer la experiencia de vida sumada a la actitud de aprender sostenidamente cosas nuevas, es muy positivo. La experiencia es el mejor maestro.
  •  La experiencia de vida personal compartida es muy útil para apoyarse mutuamente, especialmente en la promoción de las vocaciones.
  • La experiencia es necesaria para tener más respaldo en los acontecimientos y cuestionamientos que se presenten, ayuda mucho a madurar la vocación y por lo tanto también ayuda a otros a emprender un camino de seguimiento a Cristo.
  • La experiencia propia del animador debe reflejar y proyectar el amor del Padre para que haga surgir la fe y la vocación  en el acompañado, aunque, si bien deberíamos ser fiables, no estamos en posesión de la verdad absoluta.
  • La experiencia es importante para involucrarse, para participar, para sentirse parte del proceso, como forma de crecimiento y discernimiento.
  •  La experiencia ayuda a hablar desde la realidad en que vivimos, con un lenguaje claro, preciso, sencillo y directo, para que se entienda que la vida y la felicidad están en nuestras manos y que depende de cada uno el éxito o el fracaso de la misión que se realice.

    La lógica cristiana de la encarnación nos invita a pensar una pastoral vocacional con los pies en la tierra, a reflexionar y hacer propuestas desde la realidad que vivimos; de allí la importancia de la experiencia de vida y las actitudes de los animadores y acompañantes.

LOS ELEMENTOS ESENCIALES

Existen elementos esenciales para la realización de la animación vocacional. Si no los respetamos, valoramos y propiciamos, no hay animación vocacional que sirva. Lo más esencial es que Jesús está en nuestras vidas y muchos de estos elementos formaron parte de la pedagogía de Jesús.

Uno de los elementos esenciales es diferenciar lo importante y necesario de lo accidental y accesorio, es necesario ensanchar la mirada para reconocer lo esencial, poder tomar distancia y tener un tiempo de encuentro con Jesucristo ya que cada vez que nos alejamos de su lado, perdemos el rumbo. Debemos contemplar el plan de Dios para la animación vocacional y no quedarnos con sólo cumplir planificaciones, actividades o dinámicas preestablecidas.

Otro elemento esencial que se tiene que tener en cuenta es respetar los tiempos de cada uno, esto es fundamental, pues cada persona recibe y asimila las llamadas y las opciones de manera diferente; si todos fuéramos iguales no existirían los carismas.

Sin dudas son esenciales la oración y el encuentro con Dios en la Eucaristía, compartir la alegría del evangelio, la paciencia, la comprensión, la empatía, calmar la ansiedad y no desilusionarse. 

También la comunicación es muy importante para ayudar a descubrir el sentido de la vida, para aprender/enseñar con el amor que Dios siente por nosotros y es fundamental el testimonio personal, ser auténticos en nuestra propia vocación.

Como animadores vocacionales es esencial conocer el camino, mostrar el camino y de hecho necesitamos ir por el camino naturalmente, a la par del candidato.           

Por lo tanto, en la tarea de animación vocacional son importantes tanto los procesos, la comunión y la experiencia, como los elementos esenciales para que la llamada se canalice y se cristalice.

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