¿Con quién me relaciono
para llevar a cabo la animación vocacional?
Las relaciones humanas son inherentes a las personas ya que los seres humanos son seres sociables por naturaleza, además las relaciones son necesarias también para el desarrollo de ciertas actividades.
En el caso de la promoción vocacional, las relaciones son fundamentales no solo con los posibles candidatos, sino también con las personas con las que se trabaja, para establecer contactos y proyectos más fuertes y continuados.
Dentro del grupo de los responsables
de esta tarea se tiene que intentar responder a las expectativas de los
proyectos vocacionales. Las relaciones que se deben establecer tienen que estar
en consonancia con los designios de Dios, ante todo los proyectos del
Instituto, y las propuestas e ideas de los agentes de promoción vocacional, los
destinatarios y personas que estén involucrados.
Entonces, ¿quiénes son las personas con las cuales se establecen relaciones para llevar adelante los proyectos de animación vocacional?
Según el proyecto en el que se esté trabajando hay que relacionarse con todo aquel que sea necesario. En principio, hay que tener en cuenta el contacto con la Iglesia local, otras veces con la diocesana o con las parroquias; luego con el Instituto, para cuidar el sentido carismático de la propuesta, o sea con los Hermanos de la Sagrada Familia, y a partir de ahí con los miembros de los equipos de trabajo y finalmente con los candidatos.
Para dar algunos ejemplos se pueden nombrar los espacios donde podemos relacionarnos, aunque no todos tienen como propuesta principal la animación vocacional: la iglesia diocesana, las distintas congregaciones de la zona, el equipo de pastoral de la Congregación, los miembros de la comunidad educativa. En todos ellos debería haber un cierto espíritu de animar vocacionalmente.
También con el sacerdote de la parroquia, los catequistas, otros consagrados y consagradas, con el Hermano asesor, con los maestros, los profesores, los padres, los alumnos, los exalumnos, sus familias; en programas de acciones sociales, amigos, clubes, etc.
Por desgracia, en algunos lugares no dan espacio a realizar estas actividades vocacionales, como por ejemplo algunos entornos de escuelas públicas, que no abren las puertas a las actividades de comunicación religiosa. En otros casos muchas personas responden positivamente y se unen a la Congregación, pero luego abandonan rápidamente. O a veces hay personas que al principio se entusiasman, pero luego tienen que decidir con los familiares y éstos no están de acuerdo en esa elección.
Un aspecto fundamental a tener en cuenta con respecto a las relaciones es la importancia del conocimiento mutuo entre los miembros de los equipos que trabajan y la coordinación e integración entre ellos para lograr armonía y profundización en las actividades.
Relacionarse y comunicarse es un
aspecto esencial no sólo entre los animadores, sino también con las familias de
los candidatos para darse a conocer, aclarar dudas, crear confianza y dar la
información necesaria para que se resuelvan los inconvenientes para establecer
un contacto y acompañamiento regular.
FORMACIÓN
DE FUTUROS EQUIPOS DE ANIMACIÓN
En muchos lugares están aún en proceso de formación los Equipos de animación vocacional. Todavía no se han desarrollado actividades concretas, por ahora tan sólo se ha trabajado mediante la animación a través de las redes. Las relaciones que se están estableciendo son con los miembros del curso de animación, o con la red de animación SAFA o con el equipo Con Vocación SAFA.
Las relaciones que se establezcan en el aspecto de animación vocacional son un elemento prioritario para llevar adelante la misión. Es el anhelo de todos que haya muchas personas en el acompañamiento de los candidatos, para que descubran el llamado vocacional a vivir el carisma desde distintas presencias Sa-Fa.
Es necesario dar pasos en relación a la comprensión de la red de animadores para poder relacionarse con toda la comunidad Sa-Fa. Sólo a través de la creación de redes, de estar conectados y de intentar conectarse de las más variadas formas posibles, podremos llegar a un mayor número de personas.
Durante el proceso es necesario,
poco a poco, discernir la verdadera vocación de cada uno. En la animación
vocacional, la llamada a cuantas personas o agentes nos relacionemos no está
limitada en cuanto a número o lugar. Debemos estar más abiertos a cualquiera
que quiera trabajar y colaborar. Así podremos sumar y aprender de las experiencias
de las personas que nos rodean y con las cuales nos relacionamos.
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