Ingredientes de la animación vocacional Sa-Fa 22

Un religioso fructífero y un Hermano auténtico como animador vocacional

Todos queremos ser fructíferos en las actividades que desempeñamos. En el caso de un animador vocacional esto tiene un doble desafío porque el resultado va a promover más candidatos que se sumarán a sembrar el evangelio y a “llevar más obreros a la mies” del Señor.

Para un religioso o consagrado es una responsabilidad ser fructífero en su misión. La autenticidad de su vida se verá reflejada en las acciones congruentes con sus creencias y deseos.

Un religioso fructífero necesita manifestar la alegría de tener un contacto estrecho con Dios, de compartir la fraternidad como don, como lo hacían los primeros cristianos cuando se destacaba el “Miren cómo se aman”, anunciando la palabra de Dios, contribuyendo a la edificación de la Iglesia, y siendo fieles a las enseñanzas del Evangelio.

Un Hermano auténtico en su misión de animador vocacional debe dar testimonio del verdadero espíritu de familia, con naturalidad, simplicidad y humildad, siendo “sencillamente Hermanos”, siendo memoria viva del Fundador: "Hermano que hablas por tu vida, reza por lo que eres", nos recuerda el prólogo de las Constituciones.

El Hermano debe:

- vivir de manera coherente, dando testimonio del carisma en su propia vida entre lo que anuncia y lo que vive, con su mente, su corazón y sus acciones;

- ser fiel a la creencia que profesa, a las enseñanzas del Evangelio, al compromiso de sus votos;

- mostrar más de cerca el ejemplo que legara el Hermano Gabriel, su modo de vida, su proyecto, su pasión, su celo ardoroso;

- ejercer el rol de bautizado;

- defender la vida y la misión del Instituto, una vida de amor, oración y trabajo como la de la Sagrada Familia.

En este contexto desafiante de la actualidad, es fundamental que el Hermano esté conectado al mundo sin ser del mundo, sino atento a la voz del Espíritu para actuar según las necesidades que se descubran. Tiene que ser generoso con la entrega a los demás, perseverante en la oración, proponiendo con la propia vida cómo se puede ser plenamente feliz dedicándose al servicio de los más necesitados, comprometido en las realidades humanas y el cuidado y la defensa de la vida y de la creación. 

Dentro de las Comunidades Educativas Sa-Fa un Hermano debe generar espacios donde:

- la vida consagrada sea reconocida, valorada y preste servicio;

- el Espíritu de familia se respire y vivencie, ayudando a la difusión del carisma, acercando a los niños y jóvenes de las obras educativas;

- se capacite a los docentes para que sean agentes transmisores y testigos del carisma Sa-Fa;

- se dialogue con las familias para que consideren los valores de la Sagrada Familia y el legado del Hno. Gabriel como un modelo de vida a seguir.

Es importante que invite y convoque a otros a descubrir, conocer y vivir este Carisma, de manera fraterna, afectiva, con entusiasmo y hospitalidad a través de gestos sencillos de generosidad, paciencia y respeto, para que ellos puedan descubrir su propia vocación.

Otro aspecto a destacar de un Hermano fructífero y auténtico es la generosidad de compartir el carisma con los laicos, lo que llamamos la misión compartida. El trabajo conjunto, entre Hermanos y laicos se hace necesario para acompañar la vida de la gente. Tanto en las Fraternidades Nazarenas, la Pastoral Familiar y la Pastoral Educativa, el actuar auténtico y testimonial de un Hermano enseña a vivir de manera más cercana a Dios y al prójimo: siendo luz para los demás, como signo de la presencia de Dios viviendo en comunidad fraterna, compartiendo el carisma Taboriniano y el de la Sagrada Familia y siendo profeta que acoge, atiende y defiende la vida, dando sentido y valor a la vida de cada uno.

En la animación vocacional para laicos tienen que tener en cuenta métodos y formas distintos de convocatoria para vocaciones de laicos comprometidos. En estos casos los espacios de invitación, procedimientos de acompañamiento y métodos de formación son diferentes.

Un Hermano fructífero y auténtico nunca debe perder el objetivo principal del Instituto que es evangelizar desde el carisma nazareno-taboriniano, educar a los niños y jóvenes, promover una vida de oración y celebración y mostrar como opción de vida la consagración, que constituye una llamada a la fraternidad universal, tanto para la Iglesia como para el mundo.

Actualmente el Instituto de los Hermanos Sa-Fa está trabajando para la difusión de la vida consagrada, por medio de una actualización y revitalización del carisma Sa-Fa mediante un proceso en el que los laicos también están colaborando. Como parte de esta gran Familia Sa-Fa se debe tener presente lo que decía el Hno. Gabriel: “Lleváis el dulce nombre de Hermanos, no permitáis que os llamen de otra manera. Los nombres de las dignidades inspiran e imponen respeto; éste por el contrario, sólo sugiere sencillez, bondad y caridad” (H. Gabriel.  Guía Art. 112).