Constancia y dedicación
En cualquier actividad que se realice es importante la constancia y la dedicación si se quiere hacer con responsabilidad y lograr los objetivos deseados. La constancia es una cualidad que hace a una persona ser perseverante ante un propósito. Y la dedicación se refiere al tiempo y al esfuerzo que una persona consagra a una actividad.
En la animación vocacional estas características se deben apreciar también para lograr resultados favorables. Pero ¿cómo se muestra la constancia y la dedicación en la animación vocacional? Podemos analizarlo desde dos puntos de vista: Uno desde lo personal y también desde lo comunitario.
- Escuchando la voz de Dios a este llamado y siendo fieles a la llamada para esta misión en el tiempo presente.
- A través de nuestra oración constante para obtener más vocaciones.
- Viviendo feliz y plenamente en la alegría del Evangelio, con entusiasmo y esperanzados.
- Entregando la vida, haciendo procesos de búsqueda y discernimiento siempre.
- Respondiendo generosamente a la convocatoria de los Hermanos Sa-Fa.
- Manteniéndose firme a través del tiempo junto a esta familia Sa-Fa, a pesar de los inconvenientes o dificultades y perseverando en este camino.
- Profundizando en los conocimientos necesarios para llevar adelante la actividad.
- Mirando a nuestro prójimo con atención, buscando a personas que muestran interés por conocer la comunidad y el carisma.
- Tratando de dar testimonio, mostrando el amor y admiración por este carisma mostrando interés y fidelidad a los principios.
- Tratando de provocar en las personas el deseo de analizar su vida y verla bajo el prisma de los ojos de Dios, para que descubran qué quiere Dios de ellos, despertando el interés del convocado.
- Invitando a las personas a realizar experiencias para conocer la espiritualidad y el carisma de los Hermanos, creando actividades inspiradoras que les llamen la atención y los motiven.
- Estando siempre al servicio del otro, en disponibilidad y con compromiso para acompañar, animar y mantener el contacto, siendo pacientes y sabiendo escuchar siempre.
- Motivando con entusiasmo y siendo respetuosos de los tiempos de cada uno.
- Buscando y acompañando en el trabajo pastoral y misionero, yendo al encuentro de los demás en las periferias.
- Intentando conocer las culturas diferentes para promover la vocación religiosa y nuestro carisma.
- Planificando proyectos con elementos claves y atractivos para lograr los objetivos.
- Ampliando cada año el campo de acción; y por otro lado, no conformarme con lo que se ha hecho hasta el momento.
- Manteniendo el contacto personal y regular con los candidatos para conocerlos mejor, interesarnos en su situación y hacer un seguimiento constante con entrevistas periódicas.
- También teniendo contacto con las familias de los candidatos, para crear confianza y dar la información necesaria.
- En la sistematización de la difusión del carisma al personal nuevo que se integra a las obras desde el Consejo de Dirección, equipo de Pastoral y las Fraternidades Nazarenas.
- Ofreciendo instancias puntuales de formación en el carisma como forma de dar a conocer al Fundador, a la congregación, al espíritu de familia y sus dinámicas de trabajo.
- En la participación activa en la Pastoral, en los eventos, celebraciones, misiones, en la catequesis y en los servicios que surgen.
- Cooperando y perseverando en el trabajo en equipo, sorteando las dificultades en esta misión.
- Compartiendo la responsabilidad con los demás, dándonos apoyo constante para obtener más vocaciones.
- Trabajando en los equipos con persistencia, creatividad, de manera integradora.
Podemos concluir entonces que la constancia y la dedicación son el motor de la animación vocacional, que no admite descanso ni vacaciones, que debe ser un proceso constante que requiere claramente de etapas, que no son cuantificables previamente en tiempos cronológicos concretos.
Aunque cada vez parezca más
difícil encontrar vocaciones en un mundo tan secularizado, no debemos abandonar
la misión en momentos de desánimos. Respaldados por la fe en Cristo, con la
esperanza de la fortaleza que nos da el Espíritu Santo, debemos trabajar con
constancia y dedicación en el acompañamiento para el despertar y desarrollo
vocacional de los candidatos.