Los aspectos más trascendentes de la vida consagrada
Nuestro carisma nazareno, tiene aspectos tan importantes como simples y sencillos. El Hno. Gabriel en su afán de transmitir las enseñanzas de Cristo supo ver las necesidades de su época y percibió la importancia de la educación para poder enseñar el evangelio y transmitir la dimensión profética de Jesús.
Seguramente el ejemplo de su
familia y las enseñanzas recibidas del amor a Dios fueron los que despertaron
en él esos sentimientos de amor a la Sagrada Familia que finalmente marcó la
consagración de su obra. El carisma nazareno está impregnado del espíritu de
familia, espíritu que tiñe todas las obras en todos los lugares donde se
encuentran.
En la animación vocacional es fundamental fomentar el espíritu de familia, característica destacada de quienes se sienten llamados, animados e impulsados por el carisma del Hermano Gabriel Taborin. “Este espíritu deriva de los lazos vitales que unían a los miembros de la Sagrada Familia de Nazaret y cuya fuente primera es la Santísima Trinidad”. (Constituciones de los Hermanos de la Sagrada Familia).
Tal vez el punto más importante de nuestra animación vocacional sea vivir como hermanos. La vida fraterna es una expresión privilegiada de la comunión que es la Iglesia, un reflejo de la comunidad trinitaria, en cuanto al modo de vivir las relaciones interpersonales. La vida fraterna, el amor a la comunidad, puede potenciar el entusiasmo y dar más energía para la misión.
La vida consagrada debe ser "memoria viva de Jesús", "manifestar su rostro", mostrar su dimensión profética, ser la expresión del anuncio del Reino, llevando una vida fraterna en cada ambiente en el que toque servir en este mundo tan necesitado de fe, de esperanza y amor. La imitación y el amor a Cristo, Maestro, Amigo, Hermano, Padre, Catequista que continuamente alaba y ora a Dios debe ser el propósito cotidiano.
El carisma nazareno tiene la virtud de ser simple, sencillo y humilde. Estas características hacen que sea más fácil de transmitir y contagiar, fácil de entender y vivir, al servicio de los pobres y necesitados, según el ejemplo de Jesús y de la Sagrada Familia.
Hay que destacar otras características que, al momento de llevar adelante la vida como Hermano y educador, pueden influir positivamente en la vida de los demás: la coherencia, la sencillez, la humildad, la amabilidad, la generosidad, el entusiasmo, la empatía, el respeto, los valores humanos y cristianos, inspirados siempre por la Sagrada Familia.
Se pueden subrayar otros aspectos relacionados con el lema del instituto: “En la oración, el trabajo y el amor, la paz”.
LA ORACIÓN debe marcar la fuerza que alimenta diariamente al consagrado y respalda la confianza radical en Dios. Junto a la escucha atenta de la Palabra, dan la fuerza necesaria para vivir la vocación con austeridad, sencillez, humildad, disposición a servir al otro, compromiso, alegría, paciencia y en comunión con la comunidad, con la familia Sa-Fa, con la Iglesia y con las demás personas.
EL TRABAJO: La obra del instituto está volcada principalmente a la educación, la catequesis y la animación litúrgica, que son los espacios más importantes a destacar en relación con la animación vocacional. La educación para formar buenas personas, buenos ciudadanos con principios, virtudes y ética. La catequesis donde se brindan los valores Sa-Fa o la espiritualidad Sa-Fa con la cual podemos anunciar la Buena Nueva y hacer crecer la fe de los niños y jóvenes. Y la animación litúrgica donde se comparte, se celebra y se consagra a Dios y su amor por los hombres.
EL AMOR que todo lo abarca, que
todo lo tiñe, que todo lo puede
Con respecto a los VOTOS que deben hacer los consagrados como
Hermanos habría que remarcar que:
- La Pobreza abre al espíritu de Jesús en una vida de austeridad,
viviendo del trabajo y compartiendo los bienes con los demás.
- La Castidad se entiende desde la virginidad de Jesús. Estar seducidos
por el amor infinito del Padre y optar por dejar el corazón vacío y abierto,
entregado solamente para Dios.
- La Obediencia promueve la libre disposición y la búsqueda de la voluntad de Dios porque conlleva una fidelidad a sí mismo y a lo que Dios puede pedir. Al final se trata del mayor acto de libertad para elegir personal y voluntariamente someterse a la Voluntad de Dios.
Los LAICOS asociados a la Congregación,
miembros de las Fraternidades Nazarenas, viven la vocación bautismal junto a
los Hermanos según la espiritualidad nazarena-taboriniana en todos los ámbitos
de la vida, en la familia, en el trabajo y en todas las relaciones, para
irradiar el carisma en la Iglesia y el mundo, según lo que propone el
compromiso asumido: “..me comprometo a
vivir el Evangelio y a trabajar en la Iglesia por el Reino de Dios,
inspirándome en la Sagrada Familia de Nazaret y viviendo el espíritu de familia
en mi estado de vida, en conformidad con el Estatuto de la Asociación
Fraternidades Nazarenas…”
Hay que recordar que el rasgo distintivo de la vida consagrada radica en la dedicación exclusiva a Dios, de manera que toda la existencia se pone a Su servicio de forma total, plena y exclusiva. En el Instituto las enseñanzas del Fundador hicieron hincapié en las cualidades que contribuyen a la dicha, la prosperidad y la fuerza de la Congregación.
El Hermano Gabriel Taborin recuerda al Hermano cuáles son las actitudes cristianas características de su estilo de vida, todas ellas expresiones del “espíritu de cuerpo y de familia”: “Las virtudes que distinguen a un auténtico Hermano de la Sagrada Familia son una fe viva, una obediencia pronta y total, un celo ardiente y desinteresado, una profunda humildad, una pureza constante y, finalmente, el amor al trabajo, al retiro y al silencio”.