INGREDIENTES DE LA ANIMACIÓN
VOCACIONAL SA-FA
INGREDIENTES
DE ANIMAÇÃO VOCACIONAL SA-FA
INGREDIENTS OF SA-FA VOCATIONAL ANIMATION
LES
INGRÉDIENTS DE LA ANIMATION VOCATIONNELLE SA-FA
3. Aprender el arte.
Un animador vocacional no nace, se hace. Así como se
aprende a ser herrero forjando, un esfuerzo llama a otro esfuerzo. Es frecuente que,
cuando se empieza a realizar este servicio, no se sabe cómo hacer, pero viendo
lo que otros animadores vocacionales hacen, proponiendo iniciativas y poniendo
esfuerzo se va aprendiendo algo en este arte. Una vez que se sabe nadar, uno
puede adentrarse en aguas profundas.
La carta apostólica “Anunciad”, dirigida a los consagrados,
nos da algunas pistas de cómo los animadores vocacionales podemos ir
aprendiendo el arte de la animación vocacional.
- Suscitar preguntas.
Cuestionarnos sobre cómo estamos
haciendo las cosas, revisar y evaluar nos lleva a descubrir nuevas
posibilidades, los problemas tienen la potencia pedagógica de incentivar la
creatividad. El género humano ha progresado enfrentando los retos que la
realidad le ha ido planteando y superándolos gracias al ingenio cooperativo con
el que hemos sido creados. Preguntar y preguntarnos nos hace bien, nos hace
salir de nuestros esquemas y nos abre a un futuro incierto pero apasionante. No
les tengamos miedo, pues son las que nos ayudan a aprender en la labor
vocacional.
- Motivación por
contagio. Como en una epidemia, también en la animación vocacional, la
vocación se transmite por contagio, sólo hace falta que la carga de virus
vocacionales sea lo suficientemente fuerte para romper las barreras defensivas
del convocado. Aunque parezca mentira muchas veces, sino en todas, somos mediadores de la vocación de otros por
nuestro ejemplo, por nuestro testimonio, el que los demás perciben en nosotros
cuando convivimos. Los demás son capaces de descubrir el tesoro que llevamos en
vasijas de barro. A pesar de nuestras debilidades, la gracia vocacional que nos
habita las supera y es capaz de tocar el hondón de los que Dios ha elegido. La
ósmosis es un fenómeno físico interesante que nos puede ayudar en la tarea
vocacional: sin gasto innecesario de energía las partículas vocacionales
puestas en nosotros pasan a través de la membrana semipermeable de la
conciencia del otro y le ayudan a crecer en su vocación. Lo curioso de la
ósmosis vocacional es que no se trata de hacer, sino de estar y acompañar.
Diríamos que es la parte pasiva, pero efectiva de la animación vocacional, tan
necesaria como la activa.
- Fiabilidad. Tiene
que ver con la confianza y la credibilidad. Somos confiables si confiamos en
nosotros mismos. Por lo tanto, uno de los campos en los que tiene que
trabajarse el animador vocacional es en la autoconfianza que surge de la
confianza en Dios, de la que se habló más arriba. Confiar en nosotros nos hace
estar disponibles a los demás para ayudarles y abiertos a la cooperación con
los otros agentes de la animación vocacional, es decir, el trabajo en equipo
del que se habla más adelante. También nos hace coherentes, pues somos lo que
decimos ser y hacemos lo que decimos, respetando lo acordado, programado y
prometido. Esto hace que el animador vocacional sea creíble, es decir, que los candidatos y sus familias lo consideren
fiable y, por lo tanto, den el paso de iniciar o continuar procesos de
discernimiento vocacional [1].
¿Qué
es lo que he aprendido hasta ahora de la animación vocacional?
¿Cómo
me cuestiono y soy mediador creíble en la animación vocacional?
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