2020/11/04

INGREDIENTES DE LA ANIMACIÓN VOCACIONAL Cuarta parte

 

INGREDIENTES DE LA ANIMACIÓN VOCACIONAL SA-FA

INGREDIENTES DE ANIMAÇÃO VOCACIONAL SA-FA

INGREDIENTS OF SA-FA VOCATIONAL ANIMATION

LES INGRÉDIENTS DE LA ANIMATION VOCATIONNELLE SA-FA


3.      Aprender el arte.

 

Un animador vocacional no nace, se hace. Así como se aprende a ser herrero forjando, un esfuerzo llama a otro esfuerzo. Es frecuente que, cuando se empieza a realizar este servicio, no se sabe cómo hacer, pero viendo lo que otros animadores vocacionales hacen, proponiendo iniciativas y poniendo esfuerzo se va aprendiendo algo en este arte. Una vez que se sabe nadar, uno puede adentrarse en aguas profundas.

 

La carta apostólica “Anunciad”, dirigida a los consagrados, nos da algunas pistas de cómo los animadores vocacionales podemos ir aprendiendo el arte de la animación vocacional.

 

- Suscitar preguntas. Cuestionarnos sobre cómo estamos haciendo las cosas, revisar y evaluar nos lleva a descubrir nuevas posibilidades, los problemas tienen la potencia pedagógica de incentivar la creatividad. El género humano ha progresado enfrentando los retos que la realidad le ha ido planteando y superándolos gracias al ingenio cooperativo con el que hemos sido creados. Preguntar y preguntarnos nos hace bien, nos hace salir de nuestros esquemas y nos abre a un futuro incierto pero apasionante. No les tengamos miedo, pues son las que nos ayudan a aprender en la labor vocacional.

 

- Motivación por contagio. Como en una epidemia, también en la animación vocacional, la vocación se transmite por contagio, sólo hace falta que la carga de virus vocacionales sea lo suficientemente fuerte para romper las barreras defensivas del convocado. Aunque parezca mentira muchas veces, sino en todas, somos mediadores de la vocación de otros por nuestro ejemplo, por nuestro testimonio, el que los demás perciben en nosotros cuando convivimos. Los demás son capaces de descubrir el tesoro que llevamos en vasijas de barro. A pesar de nuestras debilidades, la gracia vocacional que nos habita las supera y es capaz de tocar el hondón de los que Dios ha elegido. La ósmosis es un fenómeno físico interesante que nos puede ayudar en la tarea vocacional: sin gasto innecesario de energía las partículas vocacionales puestas en nosotros pasan a través de la membrana semipermeable de la conciencia del otro y le ayudan a crecer en su vocación. Lo curioso de la ósmosis vocacional es que no se trata de hacer, sino de estar y acompañar. Diríamos que es la parte pasiva, pero efectiva de la animación vocacional, tan necesaria como la activa.

 

- Fiabilidad. Tiene que ver con la confianza y la credibilidad. Somos confiables si confiamos en nosotros mismos. Por lo tanto, uno de los campos en los que tiene que trabajarse el animador vocacional es en la autoconfianza que surge de la confianza en Dios, de la que se habló más arriba. Confiar en nosotros nos hace estar disponibles a los demás para ayudarles y abiertos a la cooperación con los otros agentes de la animación vocacional, es decir, el trabajo en equipo del que se habla más adelante. También nos hace coherentes, pues somos lo que decimos ser y hacemos lo que decimos, respetando lo acordado, programado y prometido. Esto hace que el animador vocacional sea creíble, es decir, que los candidatos y sus familias lo consideren fiable y, por lo tanto, den el paso de iniciar o continuar procesos de discernimiento vocacional [1].

 

¿Qué es lo que he aprendido hasta ahora de la animación vocacional?

¿Cómo me cuestiono y soy mediador creíble en la animación vocacional?



[1] Cfr. “Anunciad”, págs. 83-88.

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