La importancia que
tienen los procesos, la comunión, la experiencia y los elementos esenciales en
mi hacer vocacional.
El trabajo vocacional es una combinación de
procesos, comunión y experiencias y no se pueden separar ya que se relacionan
entre sí formando parte de los elementos esenciales en la actividad de
animación vocacional.
LOS PROCESOS
Los procesos son importantes en
cualquier actividad para alcanzar los objetivos propuestos y orientar las
metodologías a desarrollar.
Deben tenerse en cuenta ya que el
trabajo de animación vocacional muchas veces no va a ser como uno espera o
quiere, los tiempos de cada persona, sus circunstancias, su contexto de vida,
la realidad de cada uno está lejos quizás de las expectativas, por lo tanto,
los procesos deben llevarse a cabo con paciencia y mucha comprensión.
Se debe estar atento a cómo son
vividos y experimentados, tanto los que están ya estructurados y establecidos como
los propios de cada persona. Es fundamental tratar de entender, dedicarle
tiempo, escuchar, observar y respetar los diferentes crecimientos en los
procesos de las personas ya que ayudan a madurar. Respetar los procesos implica
confiar en el trabajo realizado y saber esperar sus frutos con paciencia y
confianza.
También es importante desencadenar
procesos de concientización, acompañamiento, trabajo en equipo, humanización,
escucha, apertura espiritual y personalización; centrar las preocupaciones
educativas y pastorales en aspectos como: el encuentro personal con la
centralidad en la Palabra, la pedagogía vocacional, la conversión pastoral y
abrir las puertas para la experiencia de nuestra espiritualidad encarnada y el
diálogo vocacional.
Para esto la presencia de la
comunidad formativa es sumamente necesaria para poder ofrecer una propuesta de
vida en equilibrio, conectados con el todo, llenándose del amor de Dios que nos
rodea y así poder acompañar a otros a descubrir su vocación.
LA COMUNIÓN
Comunión es saberse hijo de Dios,
hermano de las otras personas, miembro de una misma familia. Es el vínculo que
nos permite estar unidos a Dios y a todos aquellos que tienen una misión
especial que cumplir.
Somos el brazo de Dios en la
tierra y ese brazo debe estar siempre extendido hacia los demás, en comunión
con la Iglesia y la pastoral diocesana, por ende, con los párrocos,
catequistas, formadores, etc. Por eso es importante formar parte de un grupo,
estar insertado, implicado y dispuesto a servir a otros seres humanos en
comunión.
La comunión radica en ponerse en
el lugar del otro, asumirlo con sus problemas, dificultades, dudas y temores,
aceptándolo como es, es decir, dándonos cuenta que en la tarea que hacemos existen
diferentes visiones que, aunque a veces parecen entrar en conflicto, en muchas
ocasiones son oportunidades de enriquecimiento.
La comunión implica la renuncia a
nuestro ego e ir al encuentro con el otro para trabajar en equipo y ayudarnos
mutuamente entre animadores y aspirantes.
Comunión significa compartir,
formar parte, es la búsqueda de la armonía entre el animador vocacional junto a
la persona que se acompaña, para crecer y enriquecernos con nuestras
diferencias, superándolas, teniendo en cuenta la meta final que es hacer germinar
la semilla de la vocación.
Se debe tener un objetivo,
discutir las perspectivas y los desafíos para crear comunión a partir de las
diferencias y hacer crecer las actitudes vocacionales. El ejercicio de la
animación vocacional debe llevar también a la comunión, porque la vocación es
comunitaria y no individual.
LA EXPERIENCIA
- La experiencia es vital y ofrecer
la experiencia de vida sumada a la actitud de aprender sostenidamente cosas
nuevas, es muy positivo. La experiencia es el mejor maestro.
- La experiencia de vida personal
compartida es muy útil para apoyarse mutuamente, especialmente en la promoción
de las vocaciones.
- La experiencia es necesaria
para tener más respaldo en los acontecimientos y cuestionamientos que se
presenten, ayuda mucho a madurar la vocación y por lo tanto también ayuda a
otros a emprender un camino de seguimiento a Cristo.
- La experiencia propia del
animador debe reflejar y proyectar el amor del Padre para que haga surgir la fe
y la vocación en el acompañado, aunque,
si bien deberíamos ser fiables, no estamos en posesión de la verdad absoluta.
- La experiencia es importante
para involucrarse, para participar, para sentirse parte del proceso, como forma
de crecimiento y discernimiento.
- La experiencia ayuda a hablar desde
la realidad en que vivimos, con un lenguaje claro, preciso, sencillo y directo,
para que se entienda que la vida y la felicidad están en nuestras manos y que
depende de cada uno el éxito o el fracaso de la misión que se realice.
La lógica cristiana de la encarnación nos invita a pensar una pastoral
vocacional con los pies en la tierra, a reflexionar y hacer propuestas desde la
realidad que vivimos; de allí la importancia de la experiencia de vida y las
actitudes de los animadores y acompañantes.
LOS ELEMENTOS
ESENCIALES
Existen elementos esenciales para
la realización de la animación vocacional. Si no los respetamos, valoramos y
propiciamos, no hay animación vocacional que sirva. Lo más esencial es que
Jesús está en nuestras vidas y muchos de estos elementos formaron parte de la
pedagogía de Jesús.
Uno de los elementos esenciales es
diferenciar lo importante y necesario de lo accidental y accesorio, es
necesario ensanchar la mirada para reconocer lo esencial, poder tomar distancia
y tener un tiempo de encuentro con Jesucristo ya que cada vez que nos alejamos de
su lado, perdemos el rumbo. Debemos contemplar el plan de Dios para la
animación vocacional y no quedarnos con sólo cumplir planificaciones,
actividades o dinámicas preestablecidas.
Otro elemento esencial que se
tiene que tener en cuenta es respetar los tiempos de cada uno, esto es fundamental,
pues cada persona recibe y asimila las llamadas y las opciones de manera diferente;
si todos fuéramos iguales no existirían los carismas.
Sin dudas son esenciales la
oración y el encuentro con Dios en la Eucaristía, compartir la alegría del
evangelio, la paciencia, la comprensión, la empatía, calmar la ansiedad y no desilusionarse.
También la comunicación es muy
importante para ayudar a descubrir el sentido de la vida, para aprender/enseñar
con el amor que Dios siente por nosotros y es fundamental el testimonio
personal, ser auténticos en nuestra propia vocación.
Como animadores vocacionales es
esencial conocer el camino, mostrar el camino y de hecho necesitamos ir por el
camino naturalmente, a la par del candidato.
Por lo tanto, en la tarea de animación vocacional son importantes tanto los procesos,
la comunión y la experiencia, como los elementos esenciales para que la llamada
se canalice y se cristalice.